GRUPO ESCULTÓRICO DE JESÚS ORANDO EN EL HUERTO

NUEVA EXPOSICIÓN AL CULTO

 

Artículo publicado en Cuenca Nazarena 2009

La Venerable Hermandad de Jesús orando en el Huerto de la parroquia de san Esteban, cumple este año un anhelado deseo, pendiente de cumplir desde que, en el año 1936, fuera destruido el retablo que alojaba sus antiguas imágenes y que, según rezan los comentarios de la época, resultaba de singular belleza: recuperar para el paso un sitio decoroso donde ser expuesto al culto público, como es natural en una imagen religiosa de Semana Santa de tanta veneración como calidad artística.

    

El templo actual, del arquitecto madrileño Antonio Camuñas y Paredes,  se construyó a finales de los años sesenta, siendo inaugurado a principios de los setenta. Hasta su traslado definitivo al mismo, el paso se encontraba en el antiguo cuartel del Regimiento Provincial, hoy edificio ‘Vergel’, donde provisionalmente se instaló la parroquia. Una vez se traslada el paso a la nueva iglesia, éste se ubicó en el lugar que actualmente ocupa El Descendimiento, paso que, por entonces, se alojaba en la antigua iglesia de san Andrés. Tras la retirada de la pila bautismal que lo ocupaba, el conjunto escultórico de El Huerto pasó a ocupar el lugar en el que a día de hoy podemos seguir admirándolo.

A lo largo de este año han sido numerosas las reuniones mantenidas con el párroco y la Comisión Diocesana de Arte Sacro  para embellecer el espacio en que se encuentra emplazado el grupo imaginero que nos ocupa, obra del genial Luis Marco Pérez, con miras a exponerlo de la mejor manera posible, y sin distorsionar la estética propia del resto del templo, pretendiendo crear un ambiente que representara, simbolizándolo, el contexto en el que se desarrollara el episodio evangélico de la agonía de Nuestro Señor Jesucristo momentos antes de ser traidicionado y entregado a su destino en el Huerto de los Olivos. El conjunto escultórico ya representa el instante y dramatismo de ese momento de la Pasión y lo que ahora se ha pretendido ha sido recrear las sensaciones de esa noche, a través de varias mejoras que incluyen: la colocación de vidriera de hormigón en el vano existente, así como realzar el grupo escultórico sobre una gran peana que simula una gran roca compuesta de paneles decorativos confeccionados en resinas sintéticas de textura broncínea. Todo se ha completado con el oportuno estudio para combinar juegos de luces artificiales con las que entraran de la vidriera para intensificar la sensación evocadora de la noche de Getsemaní. La retirada de la verja que dificultaba la contemplación sin obstáculos visuales de las imágenes, ha supuesto el mejor colofón a las mejoras acometidas.

    

Diseño de la vidriera. En el espacio dónde se abría un pequeño ventanal, condenado desde la edificación de esta iglesia, se ha colocado una sencilla y cuidada vidriera. Sus dimensiones son de 1,74 m. por  1,49 m. Los vidrios, soplados, son de estimable grosor y se encuentran montados sobre hormigón armado, al estilo del soberbio conjunto de vitrales que adornan el resto del templo, obra del talento del cordobés de Rafael Hidalgo de Caviedes, uno de los mejores exponentes del brutalismo tan característico del último tercio del pasado siglo. Los tonos elegidos han resultado los más característicos de nuestra hermandad: morados y blancos, salpicados de pigmentos azulados, amarillos y negros.

Sobre idea primigenia de la hermandad, ha sido diseñada y elaborada por Juan José Ronco, en su taller artístico “Cervi” de Humanes de Madrid. En ella, se representa la noche estrellada sobre la que destaca la luna llena del Nissan judío. Como en toda vidriera, dependiendo del momento del día, la luz filtrada ofrece las más variadas gamas de tonos y colores que embellecen con sus distintos matices el grupo escultórico que la recibe. Este autor, es, igualmente, el autor de los vitrales de la techumbre de la parroquia de San Julián del barrio Fuente del Oro de la capital conquense.