EL GRUPO ESCULTORICO DE JESÚS ORANDO EN EL HUERTO

 

Como ya se ha dicho en otro apartado, la Hermandad, en su primera Junta General después de la contienda civil, celebrada el día 9 de marzo de 1941, informa de la pérdida de las imágenes del Señor, del ángel y del apóstol san Pedro. El Secretario da cuenta del inicio de gestiones con la Junta de Hermandades de Semana Santa, entidad que había encargado al escultor conquense Luís Marco Pérez la construcción de un grupo escultórico que representara la Oración en el Huerto, compuesta del Señor, el ángel y los tres apóstoles, todo ello por la suma de cuarenta mil pesetas de las de entonces. Se contaba con el compromiso del artista de entregar ese mismo año las tallas del Señor y del ángel, posponiéndose la entrega de los tres apóstoles para el año siguiente.

Si bien la primera parte del compromiso se cumplió puntualmente, no ocurrió lo mismo con la entrega de las imágenes de los apóstoles que, por avatares económicos, no se llevaría a efecto hasta 1954. La cofradía asumía la adquisición de las andas para sacarlo procesionalmente, si bien para ese año y provisionalmente, se haría uso de las del sagrado Corazón de Jesús.

    

En Junta General de 21 de marzo de 1954, el Secretario detalla las gestiones llevadas a cabo con la Junta de Cofradías, relativas a la entrega de los tres Apóstoles a esta hermandad con las que el paso queda completo; también se dio cuenta de la subvención de dos mil quinientas pesetas para la construcción de la plataforma en que han de ser colocadas las cinco figuras.

En la junta general del 7 de junio de 1959 se pone de manifiesto la conveniencia de una reforma a fondo de las andas, consistente en elevar los apóstoles Santiago y Juan a plano superior al que hoy tienen, colocación de cuatro banderillas de metal blanco con sus correspondientes tulipas, ofrecidas por la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno -vulgo del Puente- en la suma de 4.500 pesetas, colocación de seis grupos eléctricos; fijación de los correspondientes molduras y adornos tallados y dorados al fuego en los cuatro lados de las andas y reforma completa del alumbrado del paso. Se encargaron de realizar los trabajos los hermanos Jorge Bieto Solera y Antonio Rodríguez Viejobueno. Para allegar fondos que cubran el importe de la reforma se abrirá una suscripción voluntaria entre los hermanos.

El Miércoles Santo, día 6 de abril, de 1966, encontrándose los hermanos congregados ante la iglesia de san Andrés para tomar parte en la  procesión, se procedió a sacarlo del interior del templo. En ese instante, debido al excesivo peso que entonces debían soportar los banceros, y de forma inesperada, el paso se vino abajo, desprendiéndose brúscamente la imagen del ángel y cayendo sobre la de Jesús. Ambas hubieron de ser recogidas del suelo con graves desperfectos, resultando mayores los de la primera y desprendimiento del brazo izquierdo en la segunda. Hubo de recomponerse el paso como buenamente se pudo, prescindiéndo, al poco de iniciado el desfile, de la figura del ángel. No tuvieron que lamentarse, no obstante, daños personales, a pesar del gentío que se agolpaba presenciando la escena. Las tallas de los apóstoles tampoco sufrieron daño alguno.

Concluida la procesión, las imágenes dañadas se trasladarían al día siguiente al edificio de la Junta de Cofradías. Poco después se abría una suscripción entre los hermanos para sufragar los gastos, iniciándose contactos –hacia mayo y junio siguientes- con el escultor Luís Marco Pérez que acepta acometer gratuitamente la restauración con la sola condición de llevarla a cabo en su estudio de Madrid a donde habrían de ser trasladadas las figuras por cuenta de la hermandad. En la Junta General siguiente, y para evitar incidentes como el reseñado, se acordaría la colocación de un tercer banzo en el centro de las andas en el que se añadirían doce banceros a los ya existentes.  

    

En 1978 se acomete la primera restauración integral del paso. Primeramente se someten a la misma las tallas de los tres apóstoles, haciendo lo propio con las principales al año siguiente. Se encargan de ello los Hermanos Pérez del Moral, por un importe de 208.000 pesetas de entonces.

Tres años más tarde se encarga al artesano conquense Victoriano Carbonero Perpiñán la forja en hierro de cuatro grupos de candelería que vendrían a sustituir a los anteriores de metal niquelado. Terminado el encargo antes de lo previsto, pudieron ser estrenados el Miércoles Santo de 1981.

El 23 de febrero de 1985, con no poco esfuerzo, el paso se traslada a la Catedral para formar parte de la magna exposición que, con ocasión del traslado de los restos mortales del escultor Luis Marco Pérez a Cuenca, se realizó en el segundo aniversario de su muerte. Estuvo presente en la misma la práctica totalidad de imágenes de Semana Santa talladas por el insigne escultor y ésta de Jesús orando en el Huerto fue la primera en llegar al templo catedral. Resultó admirable la forma entusiasta de salvar todos los inconvenientes de su traslado, compensados por el impresionante aspecto que ofrecía el interior del templo cuajado de sus imágenes, recibiendo al féretro que contenía los restos mortales de su autor.

En 1991 se sustituye la ya anticuada instalación eléctrica del paso. Se aprovecha para prescindir de las decenas de lamparitas que hasta entonces habían lucido en los desfiles  por entre las ramas de olivo.

En el año 1995 se emprende la segunda restauración de las imágenes, que es aprovechada para acometer la de las andas y el olivo. Se encargó de ella el taller especializado “La Arqueológica”, cuyo representante era Santiago Palomero, director del Museo Sefardí de Toledo. Ascendió a la cantidad de 2.300.000 pesetas. Concluidos los trabajos, se mostraron sus resultados en una exposición que, del 4 al 21 de abril de ese año, se realizó en el Museo Provincial de Cuenca bajo el título “Un  proceso de restauración. Venerable Hermandad de Jesús Orando en el Huerto” y se produjo un documental en video que la completaba.

    

En 2001 se completa la restauración –esta vez en mayor profundidad- de las andas. Consistió en las intervenciones necesarias para evitar agentes de deterioro anteriores a la restauración y en prevención de los posibles en un futuro. Se consolidó la conservación del tronco de olivo, actuando también sobre las alas del ángel y el resto de figuras al efecto de reintegrar sus policromías y encarnaduras al aspecto original.  Se encargó de estos trabajos la restauradora María del Mar Brox Osma,  licenciada en Bellas Artes, por importe de 3.136,64 euros.

Tres años después, en 1994, esta misma restauradora se encarga de corregir deterioros producidos por las inclemencias y fuertes lluvias soportadas durante el desfile procesional de ese año.

En verano de 2019, se acomete la restauración de los 3 apóstoles durmientes llevaba a cabo por Mar Brox. Además de esto, se realizó un proceso de eliminación “anticarcoma” tanto a las andas como al tronco del olivo tras haberse detectado pequeños indicios de la presencia de este microorganismo.

Datos generales de la obra:

Título: Jesús Orando en el Huerto.
Tipo de Obra: talla labrada en madera de pino, policromada, encarnada y estofada.
Autor: Luis Marco Pérez (1896-1983)
Cronología: 1941 (Jesús y el ángel), 1954 (apóstoles Pedro, Juan y Santiago).
Policromía: Enrique Gimeno Monrabal
Andas: Taller de Apolonio Pérez Llandres (1954)
Forja: Victoriano Carbonero Perpiñán (1981)

 

Descripción:

Paso procesional que consta de cinco figuras en distintas posiciones, ancladas sobre peanas de madera, que se sujetan a las andas mediante vástagos de metal y palomillas.

Las figuras se presentan en dos grupos bien diferenciados. Por un lado Jesús y el ángel que lo reconforta y por otro los tres apóstoles: Pedro, Juan y Santiago que dormitan tras el olivo.
 
Jesús se encuentra semiarrodillado, ante el ángel que le muestra un cáliz, que representa la amarga Pasión que ha de beber.
 
Al otro lado de la composición se agrupan los apóstoles en distintas posturas: san Juan, el personaje más joven, se encuentra tumbado y profundamente dormido; a su lado san Pedro, el más viejo, se presenta sentado y dando cabezadas; finalmente, junto a él, Santiago aparece recostado en posición intermedia que representa su duermevela.